La Santería

5 jun 2024

¿Por qué se llama Santería?

La mayoría de los practicantes de la santería prefieren los términos Regla de Ocha o religión Lucumí. Originaria de África occidental, particularmente Nigeria y Benin, Regla de Ocha es una religión afrocubana. El término "Santería", de origen español, se traduce como devoción a los santos. Dentro de la tradición Lucumí, a los Orichas o deidades, a menudo se les llama santos. Esta combinación de elementos religiosos católicos y de África occidental se conoce como sincretismo religioso.

¿De dónde viene la Santería?

La santería se originó en el pueblo yoruba de África occidental y se extendió a Cuba y otras regiones a través del comercio de esclavos. En Cuba, a los esclavos yoruba se les llamaba "Lucumí". A pesar de verse obligados a convertirse al catolicismo, muchos africanos continuaron practicando sus religiones nativas junto con el catolicismo. Esto resultó en un sincretismo religioso, donde los afrocubanos mantuvieron prácticas paralelas de ambas religiones sin ver ninguna contradicción. Asistían a misas católicas y bautizaban a sus hijos mientras adoraban en los templos-casas de Lucumí, mezclando elementos como los santos católicos con Orichas, las deidades de la santería. La santería se practicó en secreto durante siglos para evitar la persecución y el estigma social, sobreviviendo a través de tradiciones orales y ceremonias de iniciación. A medida que los cubanos emigraron, extendieron la santería a varias partes del mundo, incluidos Estados Unidos, Canadá, Europa y América del Sur.

La Santería es una religión

La santería, o Regla de Ocha, a menudo es malinterpretada por los forasteros como una religión "primitiva" o "esotérica". Sin embargo, tiene su origen en el pueblo yoruba, altamente civilizado, conocido por su rica cultura y sus profundos sistemas filosóficos y éticos. La religión carece de un texto escrito unificado y se basa en tradiciones orales, incluidos patakies (historias sagradas) y proverbios, transmitidos de generación en generación. Si bien algunos conocimientos se mantienen en secreto debido a su naturaleza sagrada, la santería no es esotérica; sus principios son accesibles a millones de iniciados. Es una religión práctica enfocada en lograr la armonía con uno mismo y el mundo, enfatizando el concepto de aché, la energía espiritual que los practicantes buscan adquirir y mantener a través de un comportamiento ético y prácticas espirituales.

La noción de Dios en la Santería

Un error común sobre la santería es que es una religión politeísta que adora a muchos dioses. En realidad, reconoce un Dios supremo en el panteón Lucumí, conocido por tres nombres y representaciones: Olodumare (el Creador), Olorun (manifestado como el Sol) y Olofi (quien se comunica directamente con los Orichas). Los Orichas son intermediarios entre los humanos y Dios, dotados de energía espiritual (aché) para mantener la armonía y la rectitud. Aunque algunos Orichas alguna vez fueron humanos y obtuvieron un estatus semidivino, similar a los santos católicos, los practicantes los adoran sin colocarlos por encima de Olodumare. Santeros y Santeras identifican a su patrón Oricha a través de una ceremonia, estableciendo una relación cercana y personal con esa deidad específica.

¿Quién practica la Santería?

Se cree que la santería la practican entre 75 y 100 millones de personas en todo el mundo y está creciendo rápidamente en las áreas urbanas de los Estados Unidos, particularmente entre las poblaciones afroamericanas y latinas. En Cuba, hasta el 80% de la población puede tener alguna conexión con la Santería. La religión atrae a un público diverso en todo el mundo, que abarca todas las razas, orígenes socioeconómicos y niveles educativos. Si bien mantiene sus raíces afrocubanas, la santería se ha expandido más allá de aquellos con vínculos étnicos con América Latina y África.
La Santería y el sincretismo religioso
Cuando los esclavos africanos fueron traídos a Cuba, se los obligó a convertirse al catolicismo y practicarlo exteriormente. Sin embargo, mantuvieron en secreto sus religiones africanas sincretizando sus deidades con los santos cristianos. Por ejemplo, vieron similitudes entre la Virgen de la Caridad y Obatalá, lo que les permitió adorar a Obatalá de forma encubierta. Incluso hoy en día, los santeros pueden tener estatuas de santos católicos en sus altares, pero también mantienen altares separados para los Orichas africanos. Los practicantes no confunden los dos; entienden a los Orichas como seres complejos y místicos cuya energía divina lo impregna todo. Los Orichas están representados en patakíes, historias sagradas que detallan sus orígenes, vidas en la tierra y relaciones con Dios y entre sí, cada una con personalidades distintas.
Resistencia y cambio en la Santería cubana
La esclavitud fue introducida en Cuba por los colonos españoles a finales del siglo XV, pero un gran número de africanos de habla yoruba, conocidos como lucumí, llegaron principalmente en el siglo XIX para trabajar en las plantaciones de azúcar. Entre 1820 y 1860, aproximadamente 275.000 yoruba llegaron a Cuba. Aunque el pueblo kongo/bantú superaba en número a los lucumí, estos últimos conservaron su fuerte identidad cultural, lo que contribuyó al desarrollo de la santería. Esta religión prosperó adaptándose a nuevas circunstancias, utilizando metáforas naturales para simbolizar la resiliencia.

Con el tiempo, el idioma lucumí en Cuba evolucionó hacia un criollo influenciado por el español cubano, divergiendo del yoruba moderno. Esto se debió a la falta de educación formal entre los esclavos y la mezcla con otros grupos étnicos en Cuba. En consecuencia, la santería, tal como se practica en Cuba, difiere de la religión tradicional yoruba en África.

En Cuba, los afrodescendientes formaron comunidades muy unidas en dormitorios de esclavos, sociedades, hermandades y espacios urbanos compartidos. Practicaban su religión en casas-templo y a través de linajes y asociaciones culturales, lo que llevó al establecimiento de la Santería, también conocida como Regla de Ocha/Ifá.
La Santería cubana sobrevivió adaptándose a las nuevas circunstancias
La terminología y las prácticas de la santería reflejan la influencia del español y el catolicismo. La ceremonia de iniciación, llamada kariocha en Lucumí, a menudo se conoce en Cuba como hacer santo. Los nombres de los santos católicos a veces se usan indistintamente con los de los Orichás, como llamar a Babalú Ayé San Lázaro o Changó Santa Bárbara. Si bien esta práctica es menos común ahora, todavía se acepta que los Orichás puedan ser representados por santos católicos. Los términos lucumí para sacerdotes (Babalocha) y sacerdotisas (Iyalocha) a menudo son reemplazados por Santeros/as en Cuba. El término Santería, aunque polémico, es visto por algunos como un testimonio de la resistencia de los antepasados.

La santería ha integrado ideas de varias culturas conservando sus enseñanzas ancestrales fundamentales. Atrae a personas de diversos orígenes en todo el mundo, más allá de los afrodescendientes. A pesar de evolucionar a través de la transculturación, mantiene una autenticidad arraigada en su contexto histórico y social.

La santería opera sin una autoridad central, confiando en una federación poco conectada de iles (casas del templo) y ramas (linajes), cada uno dirigido por un respetado Babalocha o Iyalocha. Estos grupos aseguran la conducción adecuada de las ceremonias y guían a los nuevos iniciados. Durante la ceremonia de itá, los iniciados reciben guía de por vida de los Orichás a través del dilogún (adivinación con concha de cauri). La discreción es clave en la santería, una tradición nacida de una necesidad histórica pero que todavía se valora hoy, incluso cuando la religión se vuelve más visible.
Cambios en la Santería
La santería es una religión práctica y adaptable, que evoluciona con circunstancias cambiantes manteniendo sus tradiciones fundamentales. El cambio es guiado por los Orichás, particularmente Orula, quien a través de la adivinación ofrece dirección basada en historias y refranes sagrados. Los avances modernos, como los teléfonos y los viajes aéreos, ayudan a los ahijados y padrinos a mantenerse conectados, pero las consultas cara a cara siguen siendo cruciales. Las prácticas fundamentales han evolucionado, pero conservan su esencia tradicional, y los cambios se producen gradualmente gracias a la colaboración entre los ancianos religiosos que interpretan signos e historias sagrados.

La santería también se está expandiendo más allá de Cuba y su diáspora, atrayendo a personas de diversos orígenes que buscan crecimiento espiritual. Los practicantes completamente iniciados utilizan herramientas sagradas de adivinación, como el obi, dilogún y epuele, para comunicarse directamente con los Orichás y resolver sus propios problemas. Esta capacidad les permite practicar la religión en cualquier lugar, asegurando su relevancia y continuidad en los tiempos modernos.

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